EN LA RADIO LA PANTALLA ES MUCHO MÁS GRANDE
AUTOR: REYES CARRASCO CINTHYA
KARINA
RESUMEN: Éste artículo está elaborado con la finalidad de dar a conocer a los lectores lo importante que es la voz del locutor para llegar a su público. Así pues que el acompañarla con otros recursos le permitirá darle mayor realismo a los contenidos permitiendo que los oyentes se sientan atraídos a conocer un mundo nuevo: la imaginación,
PALABRAS CLAVES:
Voz, locutor, imaginación,
lenguaje sonoro
DESARROLLO:
Después de una serie de estudios
a lo largo de la historia nace este maravilloso medio de comunicación: La
radio. Que en su proceso de perfeccionamiento se ha ido desarrollando
eficazmente, abordando diferentes formatos de programación para llegar a un
público en especial.
En el Perú, la mayoría de radios
que están al aire poseen locutores y locutoras dotados de buenas voces, pero el
fin de funcionamiento de las mismas, les impide explotar su potencial al
máximo. Se sabe bien que un buen locutor no es aquel que posee una voz
armoniosa y con un buen ritmo sino aquel que tiene pasión por comunicarse con
los oyentes, de dialogar con cada uno de ellos y ellas y por consiguiente que
escucha atentamente. Aquel que sabe utilizar su voz para elaborar mensajes y a
través de éstos llegar satisfactoriamente al oyente, cautivándolo y dejándolo
con la sensación de querer volver a escuchar el programa.
LOCUTORES Y LOCUTORAS DE RADIO
El ser humano, posee una facultad
asombrosa y es la poder hablar y expresar mediante frases lo que siente, piensa
o quiere. La persona que logre educar su voz para poder expresarse, podrá
conquistar multitudes. Ya vemos el caso de Adolfo Hitler, que con el mero uso
de palabras bien estructuradas mediante un discurso, logro mover centenares de
personas. La voz es el vehículo de las palabras, el cuerpo de la radio y la
herramienta del locutor. El locutor y locutora radial que desee tener una
audiencia fiel, deberá establecer un estilo de radiodifusión propia que le
permita llegar al público de una manera diferente, brindándole una forma nueva
de relacionarse con él. Aquel estilo depende de la combinación efectiva de sus
cualidades acústicas: el timbre, el tono, la intensidad y la duración. Y
aprovechando al máximo todas sus aptitudes y actitudes acústicas.
El conocerse interiormente puede
considerarse como un requisito para poder hacer locución eficiente, el saber
cómo actúa nuestro aparato fonador al proferir las distintas palabras le
ayudará a tener más en cuenta la forma de articular cada frase a transmitir al
público oyente. Cada letra, por decirlo así, tiene una manera y tiempo
específico que la caracterizan, por lo tanto su uso correcto ayuda a que el
mensaje sea entendible y atractivo.
El pronunciar claramente el
mensaje, implica una buena articulación, que le permitirá al radioyente oír y
distinguir bien lo que se le está brindando. La mayoría de personas hablan sin
que se les entienda, pronuncian las palabras solo por decirlas – entre dientes,
con la boca entreabierta, con un tono de voz demasiado bajo, etc.- sin tomar en
cuenta al receptor, que en muchas ocasiones no logra entender el fin de la
comunicación. Un locutor debe evitar cometer este error ya que ocasionaría
malestar en la audiencia a la que se dirige. Una opción para que su locución
mejore, podría ser el calentamiento de su aparato fonador minutos antes de
salir al aire.
La “buena dicción” es otra cosa.
Trata de la exacta pronunciación de todas las letras y las palabras.
No hay que apelar a la
popularidad de la emisora ni a la coloquialidad del lenguaje radiofónico para
machacar el idioma, el locutor o locutora debe tomar en cuenta que su público
necesita a alguien que se identifique con ellos, pero esto no quiere decir que
tendrá que usar jergas o palabras subidas de tono; sino frases cotidianas bien
dichas. En una entrevista, el entrevistado puede hablar como le venga en gana,
mientras no ofenda. Pero para conducir una revista o un informativo, los
locutores y locutoras deberán esforzarse en pronunciar bien.
Hay que corregir las letras
comidas (las “eses” especialmente) y cambiadas (la “l” por la “r”, la “r” por
la “l”, la “c” por la “p”). También están las palabras mal dichas (“haiga” en
vez de “haya”, “hubieron” en vez de “hubo”, “nadies” en vez de “nadie”, “satisfació”
en vez de “satisfizo” y tantas otras).
No hay que irse al otro extremo,
a una manía por la dicción que reste naturalidad a quien habla. Son esos que
pronuncian hasta la segunda “s” de Strauss y la “p” de psicología. En algunos
cursos de locución, se ejercita el sonido fricativo de la “v” para diferenciarla
de la “b”. Tal exageración, impropia del idioma español, suena muy pedante.
El tener conocimiento de lo antes
mencionado, al locutor a desenvolverse de la manera más adecuada respecto a su
público oyente, permitiendo que este se relacione de manera activa al entender
los mensajes y al sentirse parte del proceso de radiodifusión.
LA IMAGINACIÓN DE LOS RADIOYENTES
"Es el susurro nocturno de la voz del locutor el que nos obliga a
soñar, es la firmeza sonora de su voz la que dibuja la realidad, y es el ánimo
en el sonido de su voz el que desliza el entretenimiento. La radio queda muda
sin voz, es la voz la que la transforma en mágica, la reviste de evocación, la
convierte en ilustradora de imágenes mentales ansiadas, en pintora de sueños
imposibles". (Rodero, 2002: 52-57)
En relación con otros medios de comunicación la radio posee una capacidad extraordinaria, esta se basa en poner a ON la imaginación del oyente mientras decodifica la información recibida por el locutor. No hay que olvidar que en el proceso de la comunicación radiofónica, en ocasiones el oyente se siente identificado con el locutor o al menos con lo que este le está contando. Se da entonces un proceso de EMPATÍA y de CONEXIÓN a través del medio (la radio), el lenguaje y la voz. La capacidad de generar imágenes mentales en los oyentes es, sin duda, la principal especificidad de la radio como medio de comunicación, aunque tradicionalmente también se le han atribuido otras propiedades a las que necesariamente tenemos que referirnos: su inmediatez, la heterogeneidad de su audiencia, su accesibilidad o la credibilidad de sus mensajes.
El locutor radial que está
comprometido con su función, sabe que lo que él emitirá le dará al público una
referencia de su persona, cada palabra que entone permitirá que el oyente
perciba su estado de ánimo, su posición referente a un tema, la familiaridad
que posee con las ideas abordadas, su conocimiento sobre el tema, etc. La voz
del locutor en la producción radial es esencial, ya que determina que el mensaje
cree en el oyente las imágenes respectivas de acorde a lo que está manifestando, permitiendo
que perciba los contenidos sin ningún
obstáculo.
El oyente establece un proceso de
creación de imágenes basado en la asociación de ideas, es decir cuando recibe
un mensaje trata de relacionarlo con experiencias pasadas, lo que le hace
evocar recuerdos y recrear las situaciones que está escuchando en radio, pero
esta asociación será diferente en cada individuo, no de forma tan distante o
diferente referente al otro no que tendrá un poco de relación personal, aunque
la emisora pretende que el mensaje logre la misma sensación, la interpretación
queda en manos del oyente. Para intensificar este proceso la mayoría de
emisoras hace uso del lenguaje sonoro, el que a través de los recursos y planos
sonoros permite que el oyente familiarice todo lo que está recibiendo. El
lenguaje radiofónico se sirve de muchos instrumentos - la música, las palabras,
los efectos sonoros y el silencio – los cuales le ayudan a dar más vida a los
programas. Los recursos sonoros le permiten al radialista realizar sus
emisiones ya sea para que el oyente identifique el programa y la emisora que
está escuchando, para que este perciba los momentos en que se emitirán los
distintos contenidos, para que de paso a la publicidad y promoción o para
acompañar el mensaje que está transmitiendo tornándolo más efectivo. Así
también, cuando hablamos de planos sonoros nos referimos a aquellos que se usan
–mayormente- en la emisión de radionovelas o radioteatros, los cuales permiten
que el oyente sienta la intensidad y proximidad en la que se produce el sonido
del mensaje.
En Perú por ejemplo, RPP (Radio
Programas del Perú), producía un programa denominado “Mi novela favorita”,
donde se transformaba en sonido de las novelas clásicas de la literatura
universal, devolviéndole su vieja vigencia al género del audio de ficción. Cada
uno de estas presenta un lenguaje sonoro muy rico que hace que el público viva
la situación que se le presenta, que le transmita las emociones de los
personajes y que logre identificarse con éstos.
Existen muchos ejemplos más
acerca de este tipo de programas, así pues podríamos citar al famoso
Radioteatro Argentino que surge desde los años 30 teniendo una acogida bastante
positiva del radioescucha.
Hemos podido ver a lo largo de
este artículo como el locutor con su herramienta más importante “su voz” y los
efectos, recursos y planos sonoros producen en el radioescucha una serie de
sentimientos y pasiones que logran sumergirlo en una aventura que no se logra
captar con los ojos del rostro, sino con los ojos de la mente.
REFERENCIAS:
- Producción en la radio moderna / México DF/ Editorial Thompson / 2001 Philip Bernoit, Lewis B O´donell
- http://www.radialistas.net/
- http://es.slideshare.net/juanp4105/la-radio-un-medio-para-la-imaginacin
Cinthya,
ResponderEliminarHay tibieza en tus afirmaciones y aproximaciones, necesitas independizarte en tus cercanías y aportes.
Tus materiales de asistencia son adecuados pero no son suficientemente vinculados con el sentido de tus textos.